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Berlineses buscando la vida en el campo

© Laura Gil

Berlín es sin duda una ciudad muy atractiva para vivir. Por un lado la diversidad de sus barrios y de su población, la inmensa oferta cultural, la fuerte presencia en la ciudad de pasajes destacados de la reciente historia europea, sus parques y canales, su vida nocturna, y una lista interminable de servicios y equipamientos que ofrece para la práctica de todo tipo de actividades de ocio. Además, sigue siendo lugar de paso obligado para cualquier artista joven europeo, con el peligro de quedar atrapado más tiempo del previsto.

Aún así Berlín ha sufrido en los últimos años una gran transformación en todos los niveles y empieza a ganar detractores que sufren las incomodidades que ha provocado la gentrificación de los barrios más céntricos: el aumento del tráfico, el encarecimiento de la vida en general y en especial de los alquileres, el turismo incívico, la masificación en sus espacios públicos, la suciedad ... Es por ello que cada vez más Berlineses se plantean el cambio a una vida rural, más tranquila, recuperar el contacto con la naturaleza más allá de los parques urbanos donde el verde se mezcla con los restos de barbacoas e incluso, en algunos casos, con jeringas utilizadas.

La vida en el campo seduce principalmente a profesionales libres que pueden trabajar en el día a día de forma autónoma, como por ejemplo escritores, diseñadores, periodistas, arquitectos, traductores o actores, que se encuentran entre los 30 y 50 años y se trasladan con la familia buscando un ritmo de vida menos frenético y más saludable.

En este sentido, la Alemania del este puede ofrecer muchos paisajes idílicos para los amantes de la naturaleza. Parajes al borde de lagos, bosques y prados que a menudo forman parte de parques naturales protegidos o incluso son reserva de la biosfera. Los pueblos que encontramos han sufrido pero en los últimos años una despoblación importantísima que parece que no tiene freno. La media de edad es en estas poblaciones muy elevada y faltan perspectivas laborales y de ocio para la gente joven. Una situación parecida a la que se vive en determinadas zonas rurales de nuestro país.

Esta nueva tendencia supone una oportunidad para dar vida a los municipios rurales que no se puede dejar escapar. Se producen nuevas formas de convivencia y modelos de trabajo innovadores, donde la sostenibilidad y la rehabilitación juegan un papel determinante. La nueva clientela no quiere construir nuevas viviendas unifamiliares en la periferia de los municipios, como ha sido práctica habitual en los últimos años y que ha generado los llamados "municipios donut", donde los centros han quedado abandonados y la periferia ha crecido con zonas residenciales y centros comerciales. Ahora el interés de los recién llegados se centra en rehabilitar las casas antiguas abandonadas en el casco urbano, así como antiguas fábricas, molinos, escuelas, hospitales o casas, que así retoman una nueva vida.

Recientemente se ha hecho público el resultado del estudio "Pueblos urbanos - como el trabajo digital puede atraer a los ciudadanos en el campo" realizado por el "Berlin-Instituto de población y desarrollo" y la asociación "Neuland 21", donde se analizan 18 casos prácticos de proyectos innovadores llevados a cabo por urbanitas en zonas rurales. La principal conclusión de este estudio es la necesidad de una conexión rápida de internet en todo el territorio rural, que actualmente no existe.

Uno de los 18 proyectos que forman el estudio es el municipio de Gerswalde. Se trata de uno de los ejemplos más representativos de este fenómeno. Incluso ya es conocido como pueblo de los hipsters o distrito 13 de Berlin, aunque se encuentra a hora y media de distancia y pertenece a la provincia de Uckermark, en Brandenburg.

En los últimos años se han instalado muchas familias berlinesas que quieren desarrollar un proyecto de vida sostenible, en temas como la movilidad o la alimentación, al tiempo quieren enriquecer la vida cultural local con exposiciones, conciertos o festivales.

Actualmente en este pequeño municipio rural no debe sorprendernos encontrar una galería de arte, una cafetería japonesa, una tienda de productos biológicos o una coctelería. Todo ello resulta muy atractivo para los visitantes de Berlín de fin de semana; para los habitantes de toda la vida tal vez no lo es tanto. Es evidente que la convivencia entre los dos mundos que ahora se encuentran no es fácil y sólo con muy buena voluntad y comunicación es posible que puedan llegar a convivir y que cada parte se enriquezca de la otra.

A Gerswalde también encontramos "das schwarze Haus" (la casa negra), un proyecto del arquitecto berlinés Thomas Kroeger, pensada como casa de vacaciones para urbanitas que quieran pasar unos días en la naturaleza, y que ha recibido varios premios de arquitectura, entre ellos el BDA de Brandenburgo de 2012 y el "Haus des Jahres" (casa del año) del 2014. Se trata de un pequeño edificio con cubierta inclinada que se integra en el paisaje y deja que este introduzca dentro de la casa a través de las grandes aberturas situadas en las fachadas longitudinales. Salvando las distancias, se podría decir que es una reinterpretación de la casa Farnsworth de Mies Van der Rohe en la llamada Toscana alemana.

Una de las primeras berlinesas que llegó a Gerswalde, la directora de cine y actriz Lola Randles, recoge en la serie "Landschwärmer" escenas protagonizadas por sus nuevos vecinos llegados de Berlín. Se trata de anécdotas que ofrecen un retrato interesante de la vida en el campo, que no siempre es tan idílica y sencilla como nos podemos imaginar.

Es difícil prever cómo evolucionará este fenómeno de regreso al campo, pero está claro que el potencial que se esconde detrás de estas iniciativas particulares para un empleo sostenible del territorio es inmenso. Las administraciones deberían facilitar estos movimientos migratorios, mejorando las comunicaciones, ofreciendo una movilidad sostenible, así como ofreciendo ayudas económicas para la rehabilitación de las edificaciones abandonadas. Por otra parte, es necesario que se mantengan alerta para que no se produzca una centrifugación de determinadas zonas rurales que termine expulsando a los habitantes de toda la vida. En Berlín los ejemplos de los distritos de Mitte o Prenzlauerberg son aún suficientemente presentes.

 

Laura Gil, arquitecta. Corresponsal del COAC en Berlín, Alemania. Setiembre 2019

 

 

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Berlinesos buscant la vida al camp

Berlinesos buscant la vida al camp

© Laura Gil

Berlín és sens dubte una ciutat molt atractiva per viure-hi. D’una banda la diversitat dels seus barris i de la seva població, la immensa oferta cultural, la forta presència a la ciutat de passatges destacats de la recent història europea, els seus parcs i canals, la seva vida nocturna i una llista interminable de serveis i equipaments que ofereix per a la pràctica de tot tipus d‘activitats de lleure. A més, segueix essent lloc de pas obligat per a qualsevol artista jove europeu, amb el perill de quedar-hi atrapat més temps del previst.

Tot i així Berlín ha sofert en els últims anys una gran transformació en tots els nivells i comença a guanyar detractors que pateixen les incomoditats que ha provocat la gentrificació dels barris més cèntrics: l’augment del trànsit, l’encariment de la vida en general i en especial dels lloguers, el turisme incívic, la massificació dels espais públics, la brutícia... És per això que cada cop més berlinesos es plantegen el canvi a una vida rural, més tranquil·la, recuperant el contacte amb la natura més enllà dels parcs urbans on el verd es barreja amb les restes de barbacoes i fins i tot, en alguns casos, amb xeringues utilitzades.

La vida al camp sedueix principalment a professionals liberals que poden treballar en el dia a dia de forma autònoma, com per exemple escriptors, dissenyadors, periodistes, arquitectes, traductors o actors, que es troben entre els 30 i 50 anys i es traslladen amb la família buscant un ritme de vida menys frenètic i més saludable.

En aquest sentit, l'Alemanya de l’est pot oferir molts paisatges idíl·lics per als amants de la natura. Paratges a la vora de llacs, boscos i prats que sovint formen part de parcs naturals protegits o fins i tot són reserva de la biosfera. Els pobles que hi trobem han patit però al llarg dels últims anys una despoblació importantíssima que sembla que no té fre. La mitjana d’edat és en aquestes poblacions molt elevada i hi manquen perspectives laborals i d’oci per a la gent jove. Una situació semblant a la que es viu a determinades zones rurals del nostre país.

Aquesta nova tendència suposa una oportunitat per donar vida als municipis rurals que no es pot deixar escapar. Es produeixen noves formes de convivència i models de treball innovadors, on la sostenibilitat i la rehabilitació juguen un paper determinant. La nova clientela no vol construir nous habitatges unifamiliars en la perifèria dels municipis, com ha estat pràctica habitual en els últims anys i que ha generat els anomenats “municipis dònut“, on els centres han quedat abandonats i la perifèria ha crescut amb zones residencials i centres comercials. Ara l’interès dels nouvinguts se centra en rehabilitar les cases antigues abandonades en el casc urbà, així com antigues fàbriques, molins, escoles, hospitals o masies, que així reprenen una nova vida.

Recentment s’ha fet públic el resultat de l‘estudi “Pobles urbans - com el treball digital pot atreure als ciutadans al camp“ realitzat pel “Berlin-Institut de població i desenvolupament” i l’associació “Neuland 21“, on s’analitzen 18 casos pràctics de projectes innovadors portats a terme per urbanites en zones rurals. La principal conclusió d’aquest estudi és la necessitat d’una connexió ràpida d’internet en tot el territori rural, que actualment no existeix.

Un dels 18 projectes que formen l’estudi és al municipi de Gerswalde. Es tracta d’un dels exemples més representatius d’aquest fenomen. Fins i tot ja és conegut com a poble dels hipsters o districte 13 de Berlin, tot i que es troba a hora i mitja de distància i pertany a la província d’Uckermark, a Brandenburg.

En els últims anys s‘hi han anat instal·lant moltes famílies berlineses que volen desenvolupar-hi un projecte de vida sostenible, en temes com la mobilitat o l’alimentació, i alhora volen enriquir la vida cultural local amb exposicions, concerts o festivals.

Actualment en aquest petit municipi rural no ens ha de sorprendre trobar-hi una galeria d’art, una cafeteria japonesa, una botiga de productes biològics o una cocteleria. Tot plegat resulta molt atractiu per als visitants de Berlín de cap de setmana; per als habitants de tota la vida potser no ho és tant. És evident que la convivència entre els dos mons que ara es troben no és fàcil i només amb molt bona voluntat i comunicació és possible que puguin arribar a conviure i que cada part s’enriqueixi de l’altra.

A Gerswalde també hi trobem “das schwarze Haus“ (la casa negra), un projecte de l’arquitecte berlinès Thomas Kroeger, pensada com a casa de vacances per a urbanites que vulguin passar uns dies a la natura, i que ha rebut diversos premis d’arquitectura, entre ells el BDA de Brandenburg del 2012 i el “Haus des Jahres“ (casa de l’any) del 2014. Es tracta d’un petit edifici amb coberta inclinada que s’integra en el paisatge i deixa que aquest s’introdueixi a dins de la casa a través de les grans obertures situades en les façanes longitudinals. Salvant les distàncies, es podria dir que és una reinterpretació de la casa Farnsworth de Mies Van der Rohe en l‘anomenada Toscana alemanya.

Una de les primeres berlineses que va arribar a Gerswalde, la directora de cinema i actriu Lola Randl, recull en la sèrie “Landschwärmer“ escenes protagonitzades pels seus nous veïns arribats de Berlín. Es tracta d’anècdotes que ofereixen un retrat interessant de la vida al camp, que no sempre és tan idíl·lica i senzilla com ens la podem imaginar.

És difícil preveure com evolucionarà aquest fenomen de retorn al camp, però està clar que el potencial que s‘amaga darrera d’aquestes iniciatives particulars per a una ocupació sostenible del territori és immens. Les administracions haurien de facilitar aquests moviments migratoris, millorant les comunicacions, oferint una mobilitat sostenible, així com oferint ajudes econòmiques per a la rehabilitació de les edificacions abandonades. D’altra banda, cal que es mantinguin alerta per tal que no es produeixi una centrifugació de determinades zones rurals que acabi expulsant-ne  els habitants de tota la vida. A Berlín els exemples dels districtes de Mitte o Prenzlauerberg són encara prou presents.

Laura Gil, arquitecta. Corresponsal del COAC a Berlín, Alemanya. Setembre 2019

 

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Vivienda en serie en el siglo XXI. Crónica desde Hamburgo, Alemania.

© Guida Maymó

Hamburgo tiene la ambición de ser la primera metrópoli europea que sigue creciendo y, sin embargo, sus habitantes pueden seguir viviendo. Para conseguir este objetivo tan loable, la política (con SPD a la cabeza) está decidida resueltamente a solucionar el problema de la vivienda. Hay muchas medidas sobre la mesa, la vivienda en serie también. A finales de 2020 se prevé que se acaben de construir los primeros bloques en serie en la ciudad, los primeros de toda Alemania.

Hamburgo es ciudad de acogida desde la crisis económica y desde 2012 se construyen 6.000 viviendas cada año (2.000 de protección oficial), cifra que se aumentó a 10.000 a partir del año 2015 (3.000 de protección oficial). Y, sin embargo, sigue teniendo déficit de vivienda. Este déficit provoca una alta demanda y trae como consecuencia, que, desde hace unos años, los precios de la vivienda aumenten considerablemente año tras año.

Las otras grandes ciudades alemanas, como de otras europeas, están en una situación similar también desde hace tiempo. Por ello, el Estado Federal Alemán puso en marcha en marzo de 2018 un paquete de medidas, llamado "Ofensiva para la vivienda" (www.die-wohnraumoffensive.de) para acelerar e incrementar la construcción de vivienda y, al mismo tiempo, para asegurar que éste sea asequible. En la cumbre participaron representantes de los Lands y de los municipios, los cuales aprobaron muchas medidas, tales como, promocionar la vivienda de alquiler a través de deducciones de impuestos por los promotores, continuar haciendo vivienda de protección oficial, revisar los planes de usos buscando más solares para uso residencial o mixto, dar ayudas económicas a las familias que quieran comprar o construir una casa, reducir las comisiones de las inmobiliarias a la mitad o modificar la normativa para acelerar el proceso de licitaciones públicas, ... pero hay una de las medidas que no deja indiferente, y es la de la "licencia tipo", que permite una obtención de una parte de la licencia de obras automáticamente, gracias a proyectar una tipología previamente acordada con las administraciones de cada Land. La idea que hay detrás de esta "licencia tipo" es que todos los aspectos que no dependen del lugar (como, por ejemplo, la evaluación de la estructura o la evaluación de la seguridad contra incendios dentro del edificio) puedan estar previamente aprobados por la administración. Los detalles seguirán siendo específicos de cada proyecto. Se quiere, así, reducir el tiempo de la administración para otorgar las licencias de obra (se calcula que se reduciría a la mitad), al tiempo que se reducen los costes del edificio al repetir siempre una misma estructura / tipología (se calcula que sería una reducción de un 15% o 20%).

Esta "licencia tipo" que promueve la vivienda en serie, tiene su origen en el "Sonderbauprogrammn" (= "programa de construcción excepcional"), que se puso en marcha a raíz del desbordamiento que vivieron las administraciones alemanas con la llegada masiva de refugiados (2015, año de mayor número de llegada de refugiados en Alemania, unos 890.000) que se sumaban a los inmigrantes que ya venían por la crisis económica. Con este programa, se pudo, por ejemplo, encargar sin concurso público, a la empresa semipública Saga, la creación de 1.200 viviendas en Hamburgo, que debían ser construidos en el menor tiempo posible y que, al mismo tiempo, fueran el máximo de económicos. Aquí es donde la Saga comenzó a investigar con duplicación y tipificación, módulos y viviendas en serie.

Ahora, tras la aprobación de la "licencia tipo", la Saga ha desarrollado hasta 40 tipologías de bloque de vivienda y 17 de casas adosadas, en estrecha cooperación con el Departamento de Urbanismo y Vivienda de Hamburgo, con el arquitecto jefe del Ayuntamiento ("Oberbaudirektor"), la Oficina de Edificación ("Amt für Bauordnung und Hochbau") y las administraciones de los distritos. Este conjunto de tipologías la han llamado casa-sistema: "Systemhaus".

El Systemhaus es el proyecto piloto de bloque de vivienda en serie en Alemania, que se construirá en Hamburgo, en el distrito de Farmsen. Se trata de unas 148 viviendas y se calcula que a finales de 2020 estará terminado. 1.500 viviendas suman todos los proyectos de la Systemhaus que están ahora mismo en proceso (aparte de Farmsen, también en los barrios de Lurup, Fuhlsbüttel, Wandsbek y Hamm).

La Systemhaus se basa en el desarrollo de unas tipologías flexibles y combinables para hacer frente a los diferentes solares y entornos urbanos. Las viviendas se distribuyen en torno a un núcleo de escalera. Las paredes de separación entre viviendas, las fachadas y los núcleos de instalaciones forman la estructura y la base de la Systemhaus. La distribución de cada planta es flexible: se puede incluir 2, 3 o hasta 4 viviendas y los bloques pueden tener una altura de entre 4 y 8 pisos. También existe la tipología de esquina. Aparte de poder variar la planta con diferentes tipologías de viviendas, también se puede variar la posición y tamaño de las ventanas, así como el acabado de fachada. En planta baja se da la opción de poner una guardería, una tienda o similar. Estas tipologías están destinadas a vivienda protegida o de alquiler asequible (hasta 8 € / m2 aprox.).

Ante esta iniciativa hay cierto escepticismo, siempre que se piensa en la construcción de posguerra de los años 60 y 70. Pero, en realidad, la idea de casas en serie actual se parece más a la de los años de gran expansión industrial a Alemania a partir de 1871, la llamada "Gründerzeit", donde se repetían tipologías edificatorias similares o iguales pero cada uno ponía su estilo a la ornamentación de la fachada. En el caso específico de la Systemhaus, la idea es hacer edificios de calidad, como hasta ahora (cumpliendo todas las normativas, estándares, eficiencia energética etc.), y, por otra parte, al ser las tipologías flexibles y combinables en fachada, pisos y plantas bajas, hacer más sencilla su adaptación al entorno urbano. El hecho de que exista la Systemhaus no quiere decir que la Saga, por ejemplo, descarte los proyectos individuales. Los seguirán construyendo allí donde la Systemhaus no pueda dar respuesta. Estaremos atentos a los resultados. De momento, el alquiler de los pisos piloto a Farmsen costará 6,3 € / m2.

Guida Maymó Campos, arquitecta. Corresponsal del COAC en Hamburgo, Alemania. Septiembre 2019

 

Referencias:

www.detail.de “Serieller Wohnungsbau rückt in den fokus”

www.baunetz.de “Hamburg bekommt Systemhäuser mit Typengenehmigung”

www.sueddeutsche.de “Guten Typen”

www.die-wohnraumoffensive.de

www.immobilien-zeitung.de

www.bundesregierung.de “Bauen und Wohnen”

www.architekturblatt.de “Saga präsentiert Systemhaus Konzept”

www.spd-hamburg.de “Leitantrag Wohnen”

www.bmi.bund.de “Asylzahlen 2019”

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Los Mews de Londres

© Robert Berenguer

Una de las principales características de Londres es la variabilidad de su fábrica urbana, donde la yuxtaposición de edificios de diferentes épocas, estilos y escala, es más que habitual. Iglesias de la edad media, estaciones y galerías comerciales del siglo XIX, casas victorianas, y rascacielos contemporáneos son el material que genera la escenografía urbana de Londres. Al mismo tiempo, a diferencia de otras ciudades como París o Barcelona, ​​la ciudad ha mantenido su estructura original sin desarrollar ensanches racionalistas o haussmannians. 

Como muy bien explica Enric Gonzalez (periodista en El Mundo y en el País), en su libro "Historias de Londres", las calles de Londres son sinuosos y sin orden, y tanto su morfología como toponimia parecen diseñadas para generar la confusión del visitante, al que se añade un catálogo de vías urbanas bien extenso: Street, Avenue, Hill, Road, Grove, Lane, Mews, Street, Rise, Road. De estos, el Mews, son los que destacan por su singularidad.

Los Mews son calles o patios interiores, formados habitualmente por dos hileras de establos enfrentadas la una con la otra, que constituían la parte posterior de muchas mansiones construidas para las élites Victorianas o Georgianas durante los siglos XVII y XIX. Sobre los establos situados en la planta baja, se situaban los alojamientos del cochero y servicio de la casa principal. El término Mews proviene de Royal Mews, estables de la familia real situados en Charing Cross y llamados así por primera vez en el siglo XVI. La estructura típica de los Mews se desarrolla en dos plantas, o dos plantas y buhardilla. La planta baja se destinaba a las celdas por los caballos y carruajes. La planta superior para vivienda del servicio.

Los Mews pierden su función original con la aparición del coche, convirtiéndose en garajes o almacenes, pero los años 50-60 s comienzan a ser reconvertidos en residencia para artistas en busca de espacios económicos en el centro de Londres. Los Mews se convertirían así en uno de los primeros espacios donde se empezaría a manifestar el fenómeno que la socióloga Ruth Glass denominaría, precisamente en 1964, proceso de gentrificación (Glass definió el término al observar como las económicas casas de los barrios de Notting Hill y Islington eran ocupadas por parejas bohemias con recursos económicos suficientes para restaurarlas aprovechándose de las comunidades de estos barrios).

A pesar de su antigüedad y singularidad, pocos Mews se encuentran protegidos como patrimonio. Lo que ha facilitado que muchos de ellos hayan podido ser reformados en viviendas (dentro del marco de las normativas municipales) ha sido a partir de las siguientes acciones: integrando aberturas en las fachadas, redistribuciones interiores, o extensiones de volumen y cambios de uso. El acceso a los Mews se produce normalmente a través de un paso abierto en la planta baja a modo de portal en la planta baja, y es por eso por lo que habitualmente pasen desapercibidos o sean confundidos con un acceso al patio de una propiedad privada. Muchos de ellos están dedicados al uso residencial con la planta baja convertida en un estudio u oficina, pero también podemos encontrar pubs, restaurantes o boutiques. La calle conformada por los Mews, que en la mayoría de los casos conserva el pavimento de adoquines, suele ser de carácter peatonal, lo que favorece todo tipo de uso cívico.

Entre todos los Mews que se pueden encontrar en Londres podríamos destacar los siguientes por su excepcionalidad: Bathurst Mews, en Bayswater, uno de los Mews mayores de Londres. Warren Mews, en Fitzrovia, con su característica entrada. Cresswell Place Mews, en Gloucester road, donde el número 22 vivió Agatha Christie, y que sirvió de inspiración para su libro Murder in the Mews. Queen 's Gate Mews, en Kensington, donde se encontraba la primera gasolinera de Londres. Holland Park Mews, en Kensington, y uno de los Mews mejor conservados de Londres. 

Robert Berenguer, arquitecto. Corresponsal del COAC en Londres, Reino Unido

Referencias

González, Enric. Historias de Londres. RBA Libros.2008. 

https://en.wikipedia.org/wiki/Mews

https://theculturetrip.com/europe/united-kingdom/england/london/articles/10-of-the-most-beautiful-mews-streets-in-london/

https://bartlett100.com/article/ruth-glass-and-coining-gentrification

http://confiesoqueheleido.blogspot.com/2012/05/historias-de-londres-enric-gonzalez.html

https://www.telegraph.co.uk/finance/property/cities/8421162/Have-we-got-mews-for-you.html

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