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Monterrey, cuando el espacio público se convierte en privado

© Fotomty Carlos Narváez

Cuando era niño, en los 70s, simplemente abrías el grifo, llenabas un vaso y tomabas agua.  Lo más sofisticado era que tuvieras un filtro para ello.  A donde fueras, incluso en los restaurantes, un vaso de agua potable era más que una cortesía, casi un DERECHO.  Era lo normal.  En algún momento desde entonces, la calidad de esta agua “PÚBLICA” se desprestigió, a la vez que algunas compañías comenzaron a embotellarla en prácticas dosis para comercializarla, hasta convertirse en la actual normalidad.  ¡En qué momento sucedió esto!  No lo recuerdo.  Solo sé que entonces, nunca me lo hubiera imaginado.

El “ESPACIO PÚBLICO”, desafortunadamente, está sufriendo un proceso similar.  La poca oferta de espacios públicos de calidad está derivando en que éste se convierta en un bien privado y un artículo de consumo, incluso de lujo.

Les escribo desde Monterrey, México, en donde hace ya 5 años hemos trasladado desde Barcelona nuestro despacho de arquitectos (TERRAINTEGRAL).  Ciudad hermanada con Barcelona, está situada al noreste de México a un par de horas de la frontera con Texas, en una zona semidesértica de clima muy agreste.  Si bien tiene un bonito y pequeño centro histórico colonial que cuenta con interesantes y recientes intervenciones en el espacio público, el resto de la ciudad es más bien una ciudad moderna, dispersa (de PB+1) y multinuclear. De gente muy trabajadora, es un polo de negocios, pujante, dinámico, sede de grandes corporativos.  Es la segunda más industrializada del país.  Aquí se vive desde hace más de una década un frenético crecimiento, que recuerda al que nos tocó vivir en España. Es una ciudad con que innegablemente se está reinventando y que en pocos años más se habrá transformado por completo. Lo que no queda tan claro es:

¿En qué se está transformando la ciudad? ¿Cómo sociedad, en qué ciudad queremos que se convierta? ¿Qué modelo de ciudad queremos?  Desafortunadamente, no hay un consenso al respecto.   

Un factor para ello es la desigualdad.  La renta per cápita media en zona metropolitana, es la más alta de México, la segunda en América latina y es superior a la media española.  Como contraparte, la desigualdad de ingresos es de más de 30 veces (entre el 10% de la población que más y menos gana).  ¿Cómo puede haber una masa crítica social que genere un consenso con tanta disparidad entre intereses, necesidades y posibilidades de acceso a la educación de los diferentes estratos sociales? La estratificación social es muy evidente en el paisaje urbano. En realidad, hay muchas ciudades en la ciudad.  El desinterés y la resignación de la sociedad son unas de las consecuencias.

Es evidente a simple vista, que Monterrey no es una ciudad planificada. Al igual que en muchas otras ciudades latinoamericanas, el urbanismo ha venido siempre por detrás del crecimiento real.  A pesar de los continuos esfuerzos contracorriente de algunos organismos como el IMPLAN y las COMISIONES DE DESARROLLO SUSTENTABLE que, si buscan una planificación real y sustentable, no se ha conseguido aún (ya vendrá) una verdadera planificación proactiva, estratégica con una visión clara, que trascienda los intereses políticos, entre otras cosas debido justo a esta carencia de una masa crítica social.  El urbanismo se asemeja así más a una gestión urbana de visión que a marchas forzadas reacciona a los diversos intereses públicos y no tan públicos.

¿Cómo podremos generar como ciudadanía esta conciencia colectiva urbana, educarnos y exigir a nuestros gobernantes modelos de ciudad más sostenibles? ¿Cómo conseguir que prevalezca la búsqueda del bien colectivo y el sentido común, sobre la apatía y los intereses individuales?

 

La crisis del espacio público

Localmente, el concepto de “ESPACIO PUBLICO”, se ha pervertido a tal grado, que ha pasado a confundirse con el de “MOVILIDAD”. Es comprensible si consideramos que los 4,6 millones de habitantes ocupamos una mancha urbana de 100,000 Ha. Que el trasporte público es insuficiente mientras que el parque vehicular es de 2 millones de vehículos registrados.  ¡Un vehículo por cada dos habitantes!  Lo que demanda cada vez la construcción de nuevas y más anchas calles, puentes, túneles, etc. a fin de abatir los trayectos cotidianos de hasta 2 y 3 horas dentro de la misma ciudad.  Es como querer resolver la obesidad aflojando el cinturón. Esta urgencia por crear y mantener la INFRAESTRUCTURA VIAL ha relegado a un segundo plano el interés de crear y mantener el ESPACIO PÚBLICO, de generar programas sociales, etc. Por otra parte.  La ciudad es una ciudad pensada para el automóvil.  No hay una escala peatonal ni por donde caminar. Las aceras son escasas, estrechas y se van interrumpiendo.

La Inseguridad que se vive en la ciudad desde hace años, es sin duda el mayor de los factores, que no tan metafóricamente, han secuestrado al ESPACIO PÚBLICO. A pesar de que la sensación de inseguridad se ha reducido considerablemente en los últimos dos años, el miedo hace que la ciudadanía se recluya o busque otros espacios alternativos más vigilados. 

¿Qué pasa entonces con la necesidad real de ESPACIO PÚBLICO? ¿Ese espacio seguro, comunitario, democratizante, que se presenta tradicionalmente en forma de plazas, parques, aceras, y la propia calle de barrio donde acontece el ocio y el encuentro social? Cuando la autoridad no resuelve, las propuestas surgen del ámbito privado.

 

El urbanismo privado, y la privatización del espacio público.

Tenemos por un lado a los desarrolladores unifamiliares que poseen la mayoría de las reservas territoriales periféricas. Textualmente colonizan nuevas tierras, las parcelan y comercializan, con o sin casa. Es el esquema de vivienda más aceptado.  El arraigo a la tierra es aun culturalmente muy fuerte en todos los sectores sociales.  Aunque tu patio mida solo 6m2 o tardes 2 o 3 horas en llegar, como hogar y patrimonio, muchos prefieren un “pedazo de tierra” lejos a un “pedazo de aire” céntrico.  Los ayuntamientos periféricos por su parte crecen con este tipo de desarrollos. Todo esto hace que políticamente sea difícil penalizar esquema disperso en pro de otro más sustentable y denso que frene la mancha urbana. 

Hasta hace más o menos 3 décadas, estos desarrollos llamados colonias, normalmente de varias decenas de Hectáreas, se daban integrándose y acrecentando el tejido urbano existente, creando ciudad.  Sin embargo, debido a la inseguridad y a pesar que algunos desarrolladores se opusieron originalmente a ello, poco a poco fueron apareciendo y popularizándose, hasta convertirse en la “normalidad” las llamadas “colonias privadas”.  Son estas mismas colonias, pero ahora a modo de guetos, desconectadas de la trama urbana, bardeadas, y de acceso restringido dando espaldas a la calle pública, la cual se convierte en tierra de nadie, por ende, más inseguras. Hacia afuera, no se crea ciudad, mientras que, hacia adentro, las calles y espacios municipales, vigilados y aisladas del tráfico, recuperan ese carácter perdido de antaño, donde se juega futbol y se anda en bicicleta.  Aunque estrictamente sigue siendo municipal es gestionado por y de uso exclusivo de la comunidad de vecinos. De esta manera, el “espacio público”, comienza a no tener que ser público, puede también ser privado y por lo tanto comercializado. A modo de espiral, el deterioro de la ciudad extramuros, refuerza la necesidad de esa burbuja intramuros.  Siguiendo la metáfora inicial, aquí ya se empieza a ir “embotellando” el espacio público para venderlo.

Mucho se ha debatido y teorizado desde hace años, de cómo el Mall o centro comercial ha sustituido a la tradicional plaza e incluso al parque.  Este ESPACIO PUBLICO-PRIVADO ha sido tan aceptado que ya es insuficiente.  La sociedad se ha ido sofisticando. Para ir al Mall o a la plaza comercial, la gente tiene que planearlo antes, desplazarse desde su casa o trabajo, estacionarse y permanecer en ella hasta que decida conducir de regreso. Aunque algunas plazas y comercios tienen por estrategia emular fachadas urbanas o vernáculas simulando una ciudad, la experiencia carece de la soltura, comodidad, espontaneidad y cotidianidad de vivir o trabajar en un ambiente urbano o semiurbano.  Aquí entran los llamados USOS MIXTOS donde acercan a las viviendas y/o oficinas (algunos literalmente se montan sobre) a su propio “espacio público” de referencia, en forma de espacios o plazas comerciales.

Se basan en el mito de recrear, a la escala y maneras locales, la tipología europea, de planta baja comercial, servicios y/o vivienda multifamiliar en las plantas superiores.  En esta adaptación, aquella planta baja comercial europea se transforma según el proyecto, en desde mil a treinta mil metros cuadrados comerciales con 2 a 4 plantas. Algunos incluyen cines, restaurantes, supermercados, hoteles, oficinas, etc. Normalmente hasta donde la densidad y edificabilidad te permita.  Se sitúan normalmente sobre avenidas y zonas céntricas cuyo precio sombra es alto.  Aunque se empiezan ya a desarrollar para la clase media, estos nacen enfocados a la clase alta o media alta. Vienen acompañados normalmente de un “branding”, mercadotecnia y “experiencia de compra” donde lo que se vende es más que el propio departamento, local u oficina.   La gente compra una expectativa de acontecimientos futuros. Compra un modo de vida, un protocolo social, un símbolo de estatus, y un mito de vivir en Europa, Nueva York, Cd de México, etc. La botellita de agua ahora que ya tiene marca, debe estar más buena.

Hay ya decenas de edificios de este tipo en la ciudad, algunos mejor planteados que otros.  Si bien todos abogan por la DENSIDAD como la SOLUCION a los problemas de movilidad y seguridad, otros menos reconocen que solo mediante el buen manejo de esta densidad y su relación con la calle y el entorno se puede crear ciudad.

 

Modelos alternativos desde la iniciativa privada

Una de las cosas que más nos ha impresionado como arquitectos tras trasladarnos profesionalmente a Monterrey ha sido el cambio de escala. Menos los honorarios, todo es simplemente más grande acá. Se están construyendo y proyectando en este momento simultáneamente más de una decena de proyectos que son verdaderos pedazos de ciudad, de 10 Ha o más de suelo ya urbano.

Ejemplos interesantes de intervenciones privadas, con carácter urbano que pueden consultar en internet son el caso de Esfera con viviendas de Saha Hadid, el caso de Pueblo Serena, con un excelente proyecto de paisaje y una plaza central con una preciosa Iglesia de Belén Moneo y Jeff Brock, que con mucha sobriedad recrean unos espacios públicos peatonal-vehicular con sabor a pueblo pirineico. Otro caso de éxito es Arboledas, por Cesar Pelli, donde conviven los conceptos de espacios privados comerciales en formato de espacio público, con espacios exclusivos restringidos para los vecinos.

Hay un caso de éxito concreto donde me quisiera extender un poco más.  Se llama Vía Cordillera (la foto del artículo), el que a mi juicio es uno de los más acertados y equilibrados. Con el que además personal y profesionalmente me siento mucho más vinculado. Mientras la mayoría de los desarrollos de este tipo aprovecha la centralidad del terreno donde se implanta, éste crea un punto de nueva centralidad en un territorio disperso que coloniza y estructura la conexión entre dos municipios anteriormente desvinculados. Se diferencia también porque en vez de “privatizar” los espacios municipales ofrece al público sus propios espacios privados en forma de paseo, ramblas, plazoletas, y aceras más anchas.  Apostando por la vida urbana como un valor.  Se auto restringe en alturas, densidades y aprovechamientos. Con un tejido urbano radial, recrea con mayor fidelidad la sección de calle de ensanche de ciudad europea, de Planta baja comercial más cinco pisos de vivienda.  La gente que aquí vive, trabaja o compra, es normalmente gente joven o que ha viajado, que se inclina por un modo de vida más urbano.  El desarrollo identifica y aglutina esta masa crítica y demuestra que es posible hacer negocio aportando a la sociedad, generando ciudad.

En la medida que nos demos cuenta que el bienestar colectivo está directamente relacionado con nuestro propio bienestar, que nos desprendamos de ese desinterés social, que reconozcamos los costos sociales de una ciudad dispersa, entonces seremos capaces, cada uno desde nuestras posibilidades, de erradicar las causas que han generado el deterioro de nuestra ciudad y sus espacios públicos.

Carlos Narváez, Arquitecto. Corresponsal del COAC en Monterrey, México

Julio 2017

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El Centro-Sur de Montreal en plena efervescencia

© Robin Cagnon-Carbonne

Al noreste de las antiguas fortificaciones de Ville-Marie, actual Vieux-Montreal, levantaba antiguamente el faubourg Québec, en aquella época un barrio periférico extramuros situado en la Porte de Québec y construido a lo largo del Chemin du Roy, el camino que conectaba Montreal y la ciudad de Quebec. Faubourg Quebec era un barrio proletario, de comercio y de intercambio, ya la vez un sector fuertemente industrializado gracias a la proximidad del río San Lorenzo, elemento geográfico fundacional de la ciudad conjuntamente con los rápidos de Lachine.

Este sector de la ciudad, conocido con el nombre de Centro Sur, ha vivido múltiples y variados cambios urbanos a lo largo de su historia y en algunos casos, ha sido víctima de políticas y proyectos agresivos que lo han renegado al olvido colectivo hasta nuestros días.

Por ejemplo, aquí se construyó el emblemático puente Jacques-Cartier entre los años 1915 y 1930, uno de los principales accesos a la ciudad desde la orilla sur del río. Su construcción supuso el derribo de varios edificios de dos y tres plantas, así como islas enteras de industrias. Más tarde, con la llegada de los años sesenta y de la modernidad, se construye el proyecto de la Maison de Radio-Canada entre el 1969 y 1973, el cual supone la expropiación y derribo de viviendas y comercios, y la expulsión de hasta 5.000 habitantes de una superficie de 10,5 hectáreas. Finalmente, entre 1980 y 1985, llega la autopista Ville-Marie (A720) y el bulevar urbano Notre Dame, dos infraestructuras que desconectan completamente las partes norte y sur del barrio. Las cicatrices que estos últimos proyectos han dejado en esta zona han sido desastrosas para el desarrollo de la ciudad hacia el este y han hecho de este lugar un enclave sin precedentes.

En el año 2016 la Société Radio-Canada anunció, cuarenta y cinco años después de la construcción de su torre, que abandonaba las instalaciones para construir una nueva sede adaptada a las necesidades tecnológicas actuales. La noticia es, en cierto modo, escandalosa porque ratifica que aquellos grandes proyectos urbanos modernos fueron desastrosos. Por el contrario, la buena noticia es que el Centro-Sur tiene una segunda oportunidad.

Además, la Brasserie Molson, cervecería centenaria establecida en el barrio desde 1786 y una de las industrias más antiguas de la zona, ha anunciado este 2017 que traslada sus instalaciones en la periferia de la ciudad, liberando 8,5 hectáreas de terrenos, edificios patrimoniales y, sobre todo, 650 m de orilla fluvial en pleno centro urbano.

Ahora mismo pues, el futuro del barrio es incierto. En la ciudad de Montreal, tras el desarrollo y la construcción del nuevo barrio Griffintown al oeste del Vieux-Montreal, ahora toca mirar hacia el este.

A día de hoy, la Société Radio-Canada ya ha presentado públicamente el proyecto arquitectónico para su nueva sede, realizado por un consorcio liderado por la empresa inmobiliaria Groupe Broccolini. Asimismo, la empresa inmobiliaria Groupe Mach ha adquirido los terrenos de las antiguas instalaciones de la Société Radio-Canada. Desgraciadamente parece ser que, actualmente no existe ningún tipo de plan de mejora urbana o plan director para este sector. Esperamos que de aquí cuarenta y cinco años no tengamos que volver a empezar.

 

Marta Masferrer Juliol, arquitecta. Corresponsal del COAC en Montreal, Canadá

Julio 2017 

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Monterrey, quan l'espai públic es converteix en privat

© Fotomty Carlos Narváez

Quan era un nen, en els 70, simplement obries l'aixeta, omplies un got i prenies aigua. El més sofisticat era que tinguessis un filtre per a això. Fossis on fossis, fins i tot en els restaurants, un got d'aigua potable era més que una cortesia, gairebé un dret. Era el més habitual. En algun moment des de llavors, la qualitat d'aquesta aigua "pública" es va desprestigiar, alhora que algunes companyies van començar a embotellar-la en pràctiques dosis per comercialitzar-la, fins a esdevenir el més habitual. En quin moment va succeir això? No ho recordo. Només sé que, aleshores, mai m'ho hauria imaginat.

L’ "ESPAI PÚBLIC", desafortunadament, està patint un procés similar. La poca oferta d'espais públics de qualitat està derivant en què aquest es converteixi en un bé privat i un article de consum, fins i tot de luxe.

Escric des de Monterrey, Mèxic, on ja fa 5 anys hem traslladat des de Barcelona el nostre despatx d'arquitectes, TERRAINTEGRAL. Monterrey, ciutat agermanada amb Barcelona, ​​està situada al nord-est de Mèxic, a un parell d'hores de la frontera amb Texas, en una zona semi desèrtica de clima molt agrest. Si bé té un bonic i petit centre històric colonial que compta amb interessants i recents intervencions a l'espai públic, la resta de la ciutat és més aviat una ciutat moderna, dispersa (de PB + 1) i multinuclear. Amb gent molt treballadora, la ciutat és un pol de negocis dinàmic, seu de grans corporacions. És la segona població més industrialitzada del país. Aquí es viu des de fa més d'una dècada un frenètic creixement, que recorda al que ens va tocar viure a Espanya. És una ciutat que innegablement s'està reinventant i que, en pocs anys, s'haurà transformat per complet. El que no queda tan clar és:

En què s'està transformant la ciutat? Com a societat, en quina ciutat volem que es converteixi? Quin model de ciutat volem? Desafortunadament, no hi ha un consens al respecte.

Un factor a tenir en compte és la desigualtat. La renda per càpita mitjana a la zona metropolitana és la més alta de Mèxic, la segona a Amèrica Llatina i és superior a la mitjana espanyola. Com a contrapart, la desigualtat d'ingressos és de més de 30 vegades (entre el 10% de la població que més i menys guanya). Com pot haver-hi una massa crítica social que generi un consens amb tanta disparitat entre interessos, necessitats i possibilitats d'accés a l'educació dels diferents estrats socials? L'estratificació social és molt evident en el paisatge urbà. En realitat, hi ha moltes ciutats a la ciutat. El desinterès i la resignació de la societat són algunes de les conseqüències.

És evident a simple vista que Monterrey no és una ciutat planificada. Igual que en moltes altres ciutats llatinoamericanes, l'urbanisme ha anat sempre per darrere del creixement real. Malgrat els continus esforços contracorrent d'alguns organismes, com les COMISSIONS DE DESENVOLUPAMENT SOSTENIBLE que, si busquen una planificació real i sostenible, no han aconseguit encara (ja vindrà), una veritable planificació proactiva, estratègica, amb una visió clara, que transcendeixi els interessos polítics. L'urbanisme s'assembla així més a una gestió urbana de visió que a marxes forçades reacciona als diversos interessos públics i no tan públics.

Com a ciutadania, com podríem generar aquesta consciència col·lectiva urbana, educar-nos i exigir als nostres governants models de ciutat més sostenibles? Com aconseguir que prevalgui la recerca del bé col·lectiu i el sentit comú, sobre l'apatia i els interessos individuals?

 

La crisi de l'espai públic

Localment, el concepte d’"ESPAI PÚBLIC", s'ha pervertit a tal grau, fins a confondre’l amb el de "MOBILITAT". És comprensible si considerem que els 4,6 milions d'habitants ocupem una taca urbana de 100,000 ha. Que el transport públic és insuficient mentre que el parc vehicular és de 2 milions de vehicles registrats. Un vehicle per cada dos habitants! El que demanda cada vegada la construcció de nous i més amples carrers, ponts, túnels, etc. Per tal de reduir els trajectes quotidians de fins a 2 i 3 hores dins de la mateixa ciutat. És com voler resoldre l'obesitat afluixant el cinturó. Aquesta urgència per crear i mantenir la INFRAESTRUCTURA VIÀRIA ha relegat a un segon pla l'interès de crear i mantenir l'ESPAI PÚBLIC, de generar programes socials, etc. D'altra banda. La ciutat és una ciutat pensada per a l'automòbil. No hi ha una escala de vianants ni per on caminar. Les voreres són escasses, estretes i es van interrompent.

La Inseguretat que es viu a la ciutat des de fa anys, és sens dubte el més gran dels factors, que no tan metafòricament, han segrestat a l'ESPAI PÚBLIC. Tot i que la sensació d'inseguretat s'ha reduït considerablement en els últims dos anys, la por fa que la ciutadania es reclogui o busqui altres espais alternatius més vigilats.

I Què passa amb la necessitat real d'ESPAI PÚBLIC? ¿Aquest espai segur, comunitari, democratitzant, que es presenta tradicionalment en forma de places, parcs, voreres, i el propi carrer de barri on esdevé l'oci i la trobada social? Quan l'autoritat no resol, les propostes sorgeixen de l'àmbit privat.

 

L'urbanisme privat i la privatització de l'espai públic

Tenim d'una banda als desenvolupadors unifamiliars que posseeixen la majoria de les reserves territorials perifèriques. Textualment colonitzen noves terres, les parcel·len i comercialitzen, amb o sense casa. És l'esquema d'habitatge més acceptat. L'arrelament a la terra és encara culturalment molt fort en tots els sectors socials. Encara que el teu pati mesuri només 6m2 o trigues 2 o 3 hores en arribar, com a llar i patrimoni, molts prefereixen un "tros de terra" lluny que no pas un "tros d'aire" cèntric. Els ajuntaments perifèrics per la seva banda creixen amb aquest tipus de desenvolupaments. Tot això fa que políticament sigui difícil penalitzar un esquema dispers en pro d'un altre més sostenible i dens que freni la taca urbana.

Fins fa més o menys 3 dècades, aquests desenvolupaments anomenats colònies, normalment de diverses desenes d’hectàrees, es donaven integrant-se i fent créixer el teixit urbà existent, creant ciutat. No obstant això, a causa de la inseguretat i tot que alguns desenvolupadors es van oposar originalment a això, a poc a poc van anar apareixent i popularitzant, fins que s’han convertit  en la "normalitat" les anomenades "colònies privades". Són aquestes mateixes colònies, però que són més semblants a guetos, desconnectades de la trama urbana, i d'accés restringit donant l'esquena al carrer,  convertides en terra de ningú, per tant, més insegures. Cap a fora, no es crea ciutat, mentre que, cap a dins, els carrers i espais municipals, vigilats i aïllats del trànsit, recuperen aquest caràcter perdut d'abans, on es juga a futbol i es va amb bicicleta. Encara que estrictament segueix sent municipal, és d'ús exclusiu i gestionat per la comunitat de veïns. D'aquesta manera, l’ "espai públic", comença a no haver de ser públic, pot també ser privat i per tant comercialitzat. El deteriorament de la ciutat extramurs, reforça la necessitat d'aquesta bombolla intramurs. Seguint la metàfora inicial, aquí ja es comença a anar "embotellant" l'espai públic per vendre-ho.

Molt s'ha debatut i teoritzat des de fa anys, de com el Mall o centre comercial ha substituït la tradicional plaça i fins i tot el parc. Aquest ESPAI PÚBLIC-PRIVAT ha estat tan acceptat que ja és insuficient. La societat s'ha anat sofisticant. Per anar al Mall o a la plaça comercial, la gent ha de planificar-ho abans, desplaçar-se des de casa o treball, estacionar i romandre-hi fins que decideixi conduir de tornada. Encara que algunes places i comerços tenen per estratègia emular façanes urbanes o vernacles simulant una ciutat, l'experiència no té la desimboltura, comoditat, espontaneïtat i quotidianitat de viure o treballar en un ambient urbà o semi urbà. Aquí entren els anomenats USOS MIXTES on s'acosten als habitatges i / o oficines (alguns literalment es munten sobre) al seu propi "espai públic" de referència, en forma d'espais o places comercials.

Es basen en el mite de recrear, a l'escala i maneres locals, la tipologia europea, de planta baixa comercial, serveis i / o habitatge multi familiar a les plantes superiors. En aquesta adaptació, aquella planta baixa comercial europea es transforma segons el projecte, en des de mil a trenta mil metres quadrats comercials amb 2 a 4 plantes. Alguns inclouen cinemes, restaurants, supermercats, hotels, oficines, etc. Normalment fins on la densitat i edificabilitat et permeti. Se situen normalment sobre avingudes i zones cèntriques el preu ombra és alt. Tot i que es comencen ja a desenvolupar per a la classe mitjana, aquests neixen enfocats a la classe alta o mitjana alta. Vénen acompanyats normalment d'un "branding", màrqueting i "experiència de compra" on el que es ven és més que el mateix departament, local o oficina. La gent compra una expectativa d'esdeveniments futurs. Compra una manera de vida, un protocol social, un símbol d'estatus, i un mite de viure a Europa, Nova York, Ciutat de Mèxic, etc. L’ampolleta d'aigua ara que ja té marca, ha d'estar més bona.

Ja hi ha desenes d'edificis d'aquest tipus a la ciutat, alguns més ben plantejats que d’altres. Si bé la majoria prioritzen la DENSITAT com la SOLUCIÓ als problemes de mobilitat i seguretat, d’altres reconeixen que només mitjançant una bona regulació d'aquesta densitat i la seva relació amb el carrer i l'entorn es pot crear ciutat.

 

Models alternatius des de la iniciativa privada

Una de les coses que més ens ha impressionat com arquitectes després traslladar-nos professionalment a Monterrey ha estat el canvi d'escala. Menys els honoraris, tot és simplement més gran aquí. S'estan construint i projectant en aquest moment simultàniament més d'una desena de projectes que són veritables trossos de ciutat, de 10 Ha o més de sòl ja urbà.

Exemples interessants d'intervencions privades, amb caràcter urbà que poden consultar a internet són el cas d'Esfera amb habitatges de Saha Hadid, el cas de Poble Serena, amb un excel·lent projecte de paisatge i una plaça central amb una preciosa Església de Betlem Moneo i Jeff Brock, que amb molta sobrietat recreen uns espais públics per als vianants-vehicular amb gust de poble pirinenc. Un altre cas d'èxit és Arborètum, per César Pelli, on conviuen els conceptes d'espais privats comercials en format d'espai públic, amb espais exclusius restringits per als veïns.

Hi ha un cas d'èxit concret on em voldria estendre una mica més. Es diu Via Serralada (la foto de l'article), el que al meu parer és un dels més encertats i equilibrats. Amb el qual a més personal i professionalment em sento molt més vinculat. Mentre la majoria dels desenvolupaments d'aquest tipus aprofita la centralitat del terreny on s'implanta, aquest crea un punt de nova centralitat en un territori dispers que colonitza i estructura la connexió entre dos municipis anteriorment desvinculats. Es diferencia també perquè en comptes de "privatitzar" els espais municipals ofereix al públic els seus propis espais privats en forma de passeig, rambles, placetes, i voreres més amples. Apostant per la vida urbana com un valor. Es restringeix en altures, densitats i aprofitaments. Amb un teixit urbà radial, recrea amb més fidelitat la secció de carrer d'eixample de ciutat europea, de planta baixa comercial més cinc pisos d'habitatge. La gent que aquí viu, treballa o compra, és normalment gent jove o que ha viatjat, que s'inclina per una manera de vida més urbà. El desenvolupament identifica i aglutina aquesta massa crítica i demostra que és possible fer negoci aportant a la societat, generant ciutat.

En la mesura que ens adonem que el benestar col·lectiu està directament relacionat amb el nostre propi benestar, que ens desprenguem d'aquest desinterès social, que reconeguem els costos socials d'una ciutat dispersa, llavors serem capaços, cadascun des de les nostres possibilitats, d'eradicar les causes que han generat el deteriorament de la nostra ciutat i els seus espais públics.

Carlos Narváez, arquitecte. Corresponsal del COAC a Monterrey, Mèxic. 

Juliol2017

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El Centre-Sud de Montreal en plena efervescència

© Robin Cagnon-Carbonne

Al nord-est de les antigues fortificacions de Ville-Marie, actual Vieux-Montreal, s’aixecava antigament el faubourg Québec, en aquella època un barri perifèric fora muralles situat a la Porte de Québec i construït al llarg del Chemin du Roy, el camí que connectava Montreal i la ciutat de Quebec. Faubourg Quebec era un barri proletari, de comerç i d’intercanvi, i alhora un sector fortament industrialitzat gràcies a la proximitat del riu Sant Llorenç, element geogràfic fundacional de la ciutat, conjuntament amb els ràpids de Lachine.

Aquest sector de la ciutat, conegut amb el nom de Centre-Sud, ha viscut múltiples i variats canvis urbans al llarg de la seva història i, en alguns casos, ha estat víctima de polítiques i projectes agressius que l’han relegat a l’oblit col·lectiu fins als nostres dies.

Per exemple, aquí s’hi va construir l’emblemàtic pont Jacques-Cartier entre els anys 1915 i 1930, un dels principals accessos a la ciutat des de la ribera sud del riu. La seva construcció va suposar l’enderroc de diversos edificis de dues i tres plantes, així com illes senceres d’indústries. Més tard, amb l’arribada dels anys seixanta i de la modernitat, s’hi construeix el projecte de la Maison de Radio-Canada entre el 1969 i el 1973, el qual suposa l’expropiació i enderroc d’habitatges i comerços, i l’expulsió de fins a 5.000 habitants d’una superfície de 10,5 hectàrees.

Finalment, entre el 1980 i el 1985, arriba l’autopista Ville-Marie (A720) i el bulevard urbà Notre-Dame, dues infraestructures que desconnecten completament les parts nord i sud del barri. Les cicatrius que aquests últims projectes han deixat en aquesta zona han estat desastrosos pel desenvolupament de la ciutat cap a l’est i han fet d’aquest lloc un enclavament sense precedents.

L'any 2016 la Société Radio-Canada va anunciar, quaranta-cinc anys després de la construcció de la seva torre, que abandonava les instal·lacions per a construir una nova seu adaptada a les necessitats tecnològiques actuals. La notícia és, en certa manera, escandalosa perquè ratifica que aquells grans projectes urbans moderns van ser desastrosos. Per contra, la bona notícia és que el Centre-Sud té una segona oportunitat.

A més a més, la Brasserie Molson, cerveseria centenària establerta al barri des de 1786 i una de les indústries més antigues de la zona, ha anunciat aquest 2017 que trasllada les seves instal·lacions a la perifèria de la ciutat, alliberant 8,5 hectàrees de terrenys, edificis patrimonials i sobretot, 650 m de riba fluvial en ple centre urbà.

Ara mateix, doncs, el futur del barri és incert. A la ciutat de Montreal, després del desenvolupament i la construcció del nou barri Griffintown a l’oest del Vieux-Montréal, ara toca mirar cap a l’est.

A dia d'avui, la Société Radio-Canada ja ha presentat públicament el projecte arquitectònic per a la seva nova seu, realitzat per un consorci liderat per l’empresa immobiliària Groupe Broccolini. Així mateix, l'empresa immobiliària Groupe Mach ha adquirit els terrenys de les antigues instal·lacions de la Société Radio-Canada. Malauradament sembla ser que actualment no existeix cap tipus de pla de millora urbana o pla director per a aquest sector. Esperem que d’aquí quaranta-cinc anys no haguem de tornar a començar.

 

Marta Masferrer Juliol, arquitecta. Corresponsal del COAC a Montreal, Canadà.  

Juilol2017

 

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