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Frankfurt o el lujo de vivir en una metrópolis

© Carlos Vidal

Cada vez más se habla sobre los efectos de la gentrificación y de aumento de los precios de alquiler y de compra de las viviendas, especialmente en las grandes capitales europeas. En Frankfurt y en el área metropolitana de su alrededor, este cambio se ha acelerado en los últimos años y ha entrado en una fase en la que son necesarias nuevas propuestas para mantener una cierta estabilidad entre las diferentes clases sociales presentes en la metrópolis. Resumidamente, la gentrificación se da cuando en los barrios más baratos empieza a instalarse gente con un poder adquisitivo más alto, provocando un cambio en el tejido del barrio que favorece a los más adinerados y repercute negativamente en aquellos con menos recursos. A diferencia de Barcelona, ​​donde el turismo es una de las principales razones y motores de la gentrificación, en el caso de Frankfurt este cambio tiene un origen más vinculado al crecimiento económico de la ciudad y en la necesidad de alojamiento de los trabajadores, que buscan una vivienda céntrica y con buenas infraestructuras.

Y es que en Frankfurt encontramos grúas y vallas por todas partes. A un ritmo de crecimiento que el año pasado llegó a la cifra de 11.500 personas, se necesitan nuevas viviendas con urgencia. Esta tendencia se prevé aún más pronunciada en los próximos años debido al efecto del Brexit, dado que Frankfurt se considera la capital financiera de Europa y muchas empresas del Reino Unido miran hacia Frankfurt en caso de cambiar sus sedes y oficinas centrales. Pero precisamente los directivos de estos bancos y empresas relacionadas con el sector financiero son los que menos problemas tendrán a la hora de encontrar una vivienda en Frankfurt. Y es que de vivienda cara si la hay, y cada vez más. De hecho, en los últimos años, ya no son sólo las clases sociales más pobres o desfavorecidas las que tienen problemas para encontrar una vivienda asequible, sino también la clase mediana tiene problemas para encontrar una vivienda que se pueda pagar con un sueldo normal, especialmente en las ciudades grandes como Frankfurt.

Las personas con menos recursos han tenido desde hace décadas acceso a viviendas sociales subvencionados por el estado. El precio de alquiler de estas viviendas oscila, en su variante más subvencionada, entre 5 € / m2 y 6,5 € / m2. Sin embargo, para acceder a viviendas sociales los ingresos familiares deben ser extremadamente bajos para el estándar alemán, del orden de 15.500 € anuales limpios para solicitudes individuales y 23.500 para dos personas. La franja de población con ingresos que sobrepasan ligeramente el máximo para acceder a la vivienda social tiene muchos problemas para llegar a fin de mes, dado que tienen que pagar precios no subvencionados que suponen un porcentaje importante de los ingresos mensuales de estas familias. Para tratar de contrarrestar este fenómeno, la ciudad de Frankfurt ha puesto en marcha otros planes de vivienda subvencionada dirigidos precisamente a la clase media, a personas que tienen unos ingresos brutos de hasta 58.000 € brutos anuales (para dos personas). Los precios de la vivienda subvencionada por la clase media se sitúan, dependiendo de los ingresos familiares, entre un 15% y un 35% por debajo del precio de mercado.

Aun así, estas iniciativas suponen un porcentaje anecdótico si lo comparamos con las necesidades reales de la población. En 2016 había en Frankfurt 26.000 viviendas sociales. El Instituto para la vivienda y el Medio Ambiente de Darmstadt (Darmstädter Instituto Wohnen und Umwelt) calcula que en torno al 49% de todos los hogares en Frankfurt tendrían derecho a una vivienda social. En el caso de la vivienda subvencionada por la clase media el porcentaje que tendrá acceso sería del 19%. En conjunto, sólo un 8,5% de las viviendas de alquiler en Frankfurt cumplen estos requisitos. Los datos ponen de manifiesto la necesidad urgente de crear más viviendas subvencionadas en la ciudad de Frankfurt, lo que ha llevado a que surjan iniciativas ciudadanas que exigen a los dirigentes políticos cuotas mínimas para la construcción de viviendas sociales, como la iniciativa "Mietentscheid", un juego de palabras en alemán entre "Miete" que significa alquiler y "Entscheid" que significa decisión y que se podría traducir como "participación en las decisiones sobre el alquiler".

Un caso aparte pero no menos importante son los estudiantes. Casi 17.000 estudiantes comenzaron el año pasado sus estudios en Universidades de Frankfurt, Wiesbaden y su área metropolitana. Muchos de estos estudiantes necesitan un espacio para vivir si vienen de regiones más alejada. En la lista de espera para obtener una plaza en una de las residencias que gestiona la asociación de estudiantes de Frankfurt hay más de 3.000 personas. La falta de vivienda asequible para estudiantes hace que algunos -los que se lo pueden permitir- paguen hasta 700 € por una habitación de 25 m2 en Frankfurt. Otros optan por alquilar una habitación en las afueras de la metrópolis, pero deben

Adaptarse a la pérdida de tiempo y los retrasos que implica el uso del transporte público en las horas puntas. Muchos de estos estudiantes se quejan de que les queda muy poco dinero para vivir, incluso aquellos que trabajan en los llamados "Studentenjobs", que son trabajos para estudiantes.

En conjunto pues, nos encontramos en Frankfurt con un panorama complicado en cuanto a la vivienda asequible, al menos en los próximos años a pesar de los esfuerzos de la administración para controlar este fenómeno. En este sentido, en Frankfurt también hay varias iniciativas populares de covivienda y de construcción autogestionada de viviendas (Baugemeinschaften), un tema que explica en detalle nuestra compañera Guida Maymó en su reciente artículo sobre la covivienda en Hamburgo.

Carlos Vidal, Corresponsal del COAC en Frankfurt, Alemania. Octubre 2018

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Infraestructura de sutura en Sarajevo

© Relja Ferusic

Sarajevo es una ciudad ubicada en un valle alargado y estrecha, que discurre a ambos lados del río Miljacka, y se encuentra rodeada de montañas. Esta es una orografía que define el carácter de la ciudad a muchos niveles: accesibilidad, historia, climatología, relación con la naturaleza, etc. Su ubicación acota la accesibilidad en la ciudad básicamente por los dos extremos del valle, imponiendo un crecimiento urbanístico longitudinal de este a oeste que fuerza también los recorridos y la circulación alrededor de un eje viario largo que encadena los diferentes barrios de la ciudad en forma de espina dorsal del conjunto urbano, dejando las laderas de las montañas unas construcciones de grano pequeño, adaptadas al desnivel y que poco a poco se van fusionando con la naturaleza. 

Esta disposición longitudinal funciona también como una línea de tiempo, donde la ciudad ha ido creciendo de este a oeste, desde el antiguo asentamiento Otomano ubicado en el extremo este, pasando por el actual centro administrativo y comercial de la ciudad, alzado en la época Austrohúngara, hasta los barrios del oeste edificados como grandes polígonos residenciales durante la época socialista.

A nivel climatológico, la ubicación y topografía del valle y las montañas de alrededor generan en Sarajevo un clima continental frío, con una fuerte inversión térmica durante el invierno que hace que la ciudad se encuentre durante meses, cubierta por la niebla. Bajo la capa de nubes que se instala, se crea un microclima de invierno muy específico, donde la niebla, la humedad, la masa de aire frío y la contaminación se acumulan en las cotas bajas del valle, dando como resultado un ambiente frío y muy duro hasta la llegada del verano.

Esta realidad ha hecho que los ciudadanos de Sarajevo desarrollen una relación muy especial con las montañas y la naturaleza alrededor de la ciudad. Estas montañas se sitúan por encima de la angustiosa capa de niebla que cubre siempre la ciudad, y se convierten en un resorte de sol y actividades invernales al aire libre, como el esquí. Las montañas de Sarajevo cuentan con diferentes estaciones de esquí alpino y nórdico, así como otros deportes de nieve. Todo ello a no más de 30 minutos en coche desde el centro de la ciudad.

Al Mont Trebevic, uno de los pulmones verdes de la ciudad, y lugar predilecto para excursionistas y familias que quieren pasar su tiempo de ocio en la naturaleza, se podía acceder durante años con una telecabina construido en 1959, que unía el centro de la ciudad con la parte alta de la montaña. Los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984 también promovieron la creación y la mejora de muchas instalaciones deportivas que posteriormente quedaron como un bien común para la ciudad: instalaciones de esquí, saltos, bobsleigh, hoteles de montaña, polideportivos, y etc.

Ahora bien, durante la guerra de Bosnia en los años 90, esto cambió radicalmente. Las mismas montañas tan apreciadas por los ciudadanos de Sarajevo, se convirtieron en su peor enemigo. Esta misma orografía, se convirtió en una trampa mortal para los habitantes de Sarajevo. Desde las crestas de las montañas se llevó a cabo el feroz asedio de la ciudad, lugar desde el que la ciudad recibía, diariamente y durante años, la lluvia de morteros y los disparos indiscriminados de francotiradores. Las montañas se convirtieron en el espacio ocupado por el enemigo.

Este recuerdo, junto con la división política y territorial posterior al conflicto, dejaron las montañas divididas entre los diferentes Cantones. Todo ello ha llevado a que durante años existe una desconexión física y emocional entre los habitantes de la ciudad y sus montañas. Durante el conflicto, la antigua telecabina que unía el centro de la ciudad con el Mont Trebevic quedó destruido. El acceso por carretera implicaba tener que cruzar varias veces de un Cantón a otro. Todo ello acentuó aún más esta separación física, dejando a los habitantes de Sarajevo desconectados de sus espacios naturales más apreciados.

Pero este hecho, no sólo implicó la pérdida durante años de su espacio natural por excelencia, sino también, una constante y progresiva degradación de las infraestructuras deportivas y de actividades de invierno que albergaba la montaña. Uno de estos ejemplos es la famosa pista de bobsleigh, construida para los Juegos Olímpicos de 1984. En estos momentos totalmente abandonada, se ha convertido en un gusano de hormigón, de geometrías imposibles, penetrando los bosques de Trebevic. Obra de gran valor paisajístico y arquitectónico, convertida hoy en día en un magnífico y surrealista lienzo por los graffiteros de la ciudad y en una ruta de infraestructuras abandonadas por aquellos turistas inquietos que visitan la ciudad.

Durante los últimos años, los habitantes de Sarajevo reclamaron la inversión pública necesaria para rehacer la conexión con el Mont Trebevic, reconstruir la telecabina y devolverle a la ciudad un espacio natural de verdadera importancia social, que forma parte de los recuerdos y del imaginario colectivo de sus habitantes. Esta conexión implicaría también una revitalización de las antiguas infraestructuras existentes en la montaña que hasta ahora habían sido completamente abandonadas.

Durante años el Ayuntamiento no se movió, ya fuera por desinterés o por falta de recursos económicos, y la telecabina seguía sin ser reconstruido. Finalmente, la entrada de capital privado en forma de donativo desde Suiza, cubriendo gran parte del presupuesto, más una aportación restante por parte del Ayuntamiento, permitieron que este año se pudiera inaugurar el nuevo la telecabina. Ha sido un hito largamente perseguida y promocionada por parte de la sociedad civil en Sarajevo, que finalmente se ha conseguido, y Sarajevo vuelve a contar con una conexión directa del centro de la ciudad hasta su espacio natural más cercano.

Esta infraestructura, aparentemente sencilla, tiene unas implicaciones sociales y económicas muy importantes para una ciudad como Sarajevo. Es una infraestructura de sutura, que, por un lado, une de nuevo la ciudad y a sus habitantes con sus montañas y espacios naturales, que durante el conflicto de los años 90 les fueron brutalmente sustraídos. Finalmente, este simple cable, reconstruye la relación entre las diferentes comunidades separadas durante el conflicto y promueve la actividad económica y el intercambio social y cultural entre las dos Esquinas.

Quizás la primera infraestructura a beneficiarse de la nueva conexión ha sido justamente la famosa pista de bobsleigh, el inicio de la que se encuentra a escasos metros del punto de llegada de la telecabina. Se trata de una pista altamente técnica, con un recorrido que serpentea por dentro de los bosques. Durante años albergó entrenamientos y competiciones de bobsleigh, skeleton y otros deportes de descenso.

El valor de esta infraestructura, pero, no es sólo deportivo, sino también paisajístico ya que se convierte en una pieza artificial encostrada de forma magistral a la montaña que ha redefinido su paisaje. Es innegable que la apertura de la nueva telecabina ha hecho que la antigua pista de bobsleigh vuelva a aparecer en los mapas, aunque sólo sea como elemento de atracción turística, encajada dentro de la categoría "de infraestructura abandonada de visita obligada". Y no es para menos, es una impresionante infraestructura, que sólo por su historia, definición geométrica y ubicación, tiene un inestimable valor histórico y cultural para la ciudad de Sarajevo. Y ahora vuelve a estar a sólo 15 minutos desde el centro de la ciudad.

La importancia de la nueva telecabina al Mont Trebevic, va mucho más allá de un simple medio de transporte, ya que se convierte en todo un símbolo de normalidad, de rehacer el deshecho durante años, medio de conexión entre ciudadanos de Sarajevo y sus vecinos, mecanismo de relación entre ciudad y naturaleza, revulsivo regenerador de actividades de ocio, económicas o comerciales. En definitiva, se convierte en un cable que sutura la ciudad a todos los niveles. 

Relja Ferusic Manusev, arquitecto. Corresponsal del COAC en Sarajevo, Bosnia y Herzegovina. Noviembre 2018

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Acuerdo de Canadá con la Unión Europea para reconocer el título de Arquitectura

Imatge: 
© Flickr Robert

Las Autoridades Canadienses de Licencia Arquitectónica (CALA) y el Consejo de Arquitectos de Europa (ACE) han firmado un Acuerdo de Reconocimiento Mutuo ACE-CALA para la Práctica de la Arquitectura entre los estados miembros de la Unión Europea y Canadá, que entrará en vigor en 2019.

Los arquitectos cualificados que cumplan los requisitos del Acuerdo recibirán una credencial para practicar la arquitectura fuera de su país de origen. Se trata de un paso más para ayudar en la internacionalización de los arquitectos.

Este pacto resume los requisitos específicos que los arquitectos deberán cumplir para obtener el reconocimiento mutuo. Éstos incluyen educación, prácticas y cualificaciones laborales, así como la presentación de documentación para confirmar las credenciales individuales. Los arquitectos interesados ​​podrán revisar los requisitos de elegibilidad y la información del programa disponible en la web de CALA a partir de enero de 2019.

Recordamos que hace tres años ya se logró un paso importante hacia la internacionalización de los arquitectos. En 2015 el Consejo de Ministros del Gobierno español acordó equiparar el título de Arquitecto al nivel de Máster, es decir, al nivel 7 del Marco Europeo de Cualificaciones y nivel 3 del MECES. Desde entonces, se puede hacer valer el nivel de Máster de la titulación de Arquitecto ante las autoridades competentes y los poderes adjudicadores de todos los países miembros de la UE.

8/11/2018
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Telecabina a Sarajevo.

Infraestructura de sutura a Sarajevo

© Relja Ferusic

Sarajevo és una ciutat ubicada en una vall allargada i estreta, que discorre als dos costats del riu Miljacka, i es troba rodejada de muntanyes. Aquesta és una orografia que defineix el caràcter de la ciutat a molts nivells: accessibilitat, història, climatologia, relació amb la natura, etc. La seva ubicació acota l’accessibilitat a la ciutat bàsicament pels dos extrems de la vall, imposant un creixement urbanístic longitudinal d’est a oest que força també els recorreguts i la circulació al voltant d’un eix viari llarg que encadena els diferents barris de la ciutat a forma d’espina dorsal del conjunt urbà, deixant als vessants de les muntanyes unes construccions de gra petit, adaptades al desnivell i que poc a poc es van fusionant amb la natura. 

Aquesta disposició longitudinal funciona també com una línia de temps, on la ciutat ha anat creixent d’est a oest, des de l’antic assentament Otomà ubicat a l’extrem est, passant per l’actual centre administratiu i comercial de la ciutat, alçat a l’època Austro-hongaresa, fins els barris de l’oest edificats com grans polígons residencials durant l’època socialista.

A nivell climatològic, la ubicació i topografia de la vall i les muntanyes del voltant generen a Sarajevo un clima continental fred, amb una forta inversió tèrmica durant l’hivern que fa que la ciutat es trobi durant mesos, coberta per la boira.  Sota la capa de núvols que s’hi instal·la, es crea un microclima d’hivern molt específic, on la boira, la humitat, la massa d’aire fred i la contaminació s’acumulen a les cotes baixes de la vall, donant com a resultat un ambient fred i molt dur fins a l’arribada de l’estiu. 

Aquesta realitat ha fet que els ciutadans de Sarajevo desenvolupin una relació molt especial amb les muntanyes i la natura al voltant de la ciutat. Aquestes muntanyes es situen per sobre de l’angoixant capa de boira que cobreix sempre la ciutat, i esdevenen un ressort de sol i activitats hivernals a l’aire lliure, com l’esquí. Les muntanyes de Sarajevo compten amb diferents estacions d’esquí alpí i nòrdic, així com altres esports de neu. Tot això a no més de 30 minuts en cotxe des del centre de la ciutat.

Al Mont Trebevic, un dels pulmons verds de la ciutat, i lloc predilecte per excursionistes i famílies que volen passar el seu temps de lleure a la natura, s’hi podia accedir durant anys amb un telecabina construït l’any 1959, que unia el centre de la ciutat amb la part alta de la muntanya. Els Jocs Olímpics d’Hivern del 1984 també van promoure la creació i la millora de moltes instal·lacions esportives que posteriorment van quedar com un bé comú per la ciutat: instal·lacions d’esquí, salts, bobsleigh, hotels de muntanya, poliesportius, i etc.

Ara bé, durant la guerra de Bòsnia als anys 90, això va canviar radicalment. Les mateixes muntanyes tan apreciades pels ciutadans de Sarajevo, van esdevenir el seu pitjor enemic. Aquesta mateixa orografia, es va convertir en una trampa mortal pels habitants de Sarajevo.  Des de les crestes de les muntanyes es va dur a terme el ferotge setge de la ciutat, lloc des del qual la ciutat rebia, diàriament i durant anys, la pluja de morters i els trets indiscriminats de franctiradors. Les muntanyes es van convertir en l’espai ocupat per l’enemic.

Aquest record, juntament amb la divisió política i territorial posterior al conflicte, van deixar les muntanyes dividides entre els diferents Cantons. Tot això ha comportat que durant anys existís una desconnexió física i emocional entre els habitants de la ciutat i les seves muntanyes. Durant el conflicte, l’antic telecabina que unia el centre de la ciutat amb el Mont Trebevic va quedar destruït. L’accés per carretera implicava haver de creuar diverses vegades d’un Cantó a un altre. Tot això va accentuar encara més aquesta separació física, deixant als habitants de Sarajevo desconnectats dels seus espais naturals més apreciats.

Però aquest fet, no només va implicar la pèrdua durant anys del seu espai natural per excel·lència, sinó també, una constant i progressiva degradació de les infraestructures esportives i d’activitats d’hivern que albergava la muntanya. Un d’aquests exemples és la famosa pista de bobsleigh, construïda pels Jocs Olímpics del 1984. En aquests moments totalment abandonada,  ha esdevingut un cuc de formigó, de geometries impossibles, penetrant els boscos de Trebevic. Obra de gran valor paisatgístic i arquitectònic, convertida avui en dia en un magnífic i surrealista llenç pels graffiters de la ciutat i en una ruta d’infraestructures abandonades per aquells turistes inquiets que visiten la ciutat.

Durant els últims anys, els habitants de Sarajevo varen reclamar la inversió pública necessària per refer la connexió amb el Mont Trebevic, reconstruir el telecabina i retornar-li a la ciutat un espai natural de veritable importància social, que forma part dels records i de l’imaginari col·lectiu dels seus habitants. Aquesta connexió implicaria també una revitalització de les antigues infraestructures existents a la muntanya que fins ara havien estat completament abandonades.

Durant anys l’Ajuntament no es va moure, ja fos per desinterès o per falta de recursos econòmics, i el telecabina seguia sense ser reconstruït. Finalment, l’entrada de capital privat en forma de donatiu des de Suïssa, cobrint gran part del pressupost, més una aportació restant per part de l’Ajuntament, van permetre que aquest any es pogués inaugurar el nou el telecabina. Ha estat una fita llargament perseguida i promocionada per part de la societat civil a Sarajevo, que finalment s’ha aconseguit, i Sarajevo torna a comptar amb una connexió directa del centre de la ciutat fins el seu espai natural més proper.

Aquesta infraestructura, aparentment senzilla, te unes implicacions socials i econòmiques molt importants per una ciutat com Sarajevo. Es una infraestructura de sutura, que per una banda, uneix de nou la ciutat i als seus habitants amb les seves muntanyes i espais naturals, que durant el conflicte dels anys 90 els hi van ser brutalment sostrets. Finalment, aquest simple cable, reconstrueix la relació entre les diferents comunitats separades durant el conflicte i promou l’activitat econòmica i l’intercanvi social i cultural entre els dos Cantons.

Potser la primera infraestructura a beneficiar-se de la nova connexió  ha estat justament la famosa pista de bobsleigh, l’inici de la qual es troba a escassos metres del punt d’arribada del telecabina. Es tracta d’una pista altament tècnica, amb un recorregut que serpenteja per dins dels boscos. Durant anys va albergar entrenaments i competicions de bobsleigh, skeleton i altres esports de descens.

El valor d’aquesta infraestructura però, no es només esportiu, sinó també paisatgístic ja que esdevé una peça artificial encrostada de forma magistral a la muntanya que ha redefinit el seu paisatge. És innegable que l’obertura del nou telecabina ha fet que l’antiga pista de bobsleigh torni a aparèixer als mapes, encara que només sigui com element d’atracció turística, encabida dins de la categoria “d’infraestructura abandonada de visita obligada”. I no és per a menys, és una impressionant infraestructura, que només per la seva història, definició geomètrica i ubicació, té un inestimable valor històric i cultural per la ciutat de Sarajevo. I ara torna a estar a només 15 minuts des del centre de la ciutat.

La importància del nou telecabina al Mont Trebevic, va molt més enllà d’un simple mitjà de transport, ja que esdevé tot un símbol de normalitat, de refer el desfet durant anys, mitjà de connexió entre ciutadans de Sarajevo i els seus veïns, mecanisme de relació entre ciutat i natura, revulsiu regenerador d’activitats de lleure, econòmiques o comercials. En definitiva, esdevé un cable que sutura la ciutat a tots els nivells.

Relja Ferusic Manusev, arquitecte. Coresponsal del COAC a Sarajevo, Bòsnia i Hercegovina. Novembre 2018

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