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Revista de Corresponsales: De Odessa (Ucrania) a Higienópolis (São Paulo)

© Edifici Lausanne de Franz Heep a Higienópolis - foto Julián Muñoz Courtier

Hablar del inicio de la Arquitectura Moderna Brasileña, del "Modernismo Brasileiro", es hablar del Palacio Capanema (antiguo Ministerio de Educación y Saúde) de Río de Janeiro y del excepcional equipo de arquitectos que, liderados por el gran maestro Lucio Costa, le proyectó a finales de los años treinta. Un proyecto donde el propio Le Corbusier crea los primeros esbozos y donde el joven Oscar Niemeyer se encarga de los planos, difícilmente no se convierte en el edificio icónico a partir del cual la arquitectura moderna brasileña creció con la retahíla de obras internacionalmente conocidas, culminando treinta años después con la construcción de Brasilia.

Pero si hablamos del nacimiento de la Arquitectura Moderna Brasileña, de esa primera chispa ideológica donde todo empezó, cabe hablar de Gregorio Warchavchik, el arquitecto ucraniano que la introdujo por primera vez en Brasil y en la ciudad de São Paulo, entre los años 1925 y 1934.

Gregorio Warchavchik nació en 1896 en Odessa, actual Ucrania. En 1920 estudió arquitectura en la ciudad de Roma y trabajó con el arquitecto Piacentini hasta el año 1923 que se trasladó a São Paulo.

En 1925 publicó en el diario brasileño Correio da Manhã el artículo titulado "Acerca da architectura moderna" considerado el manifiesto de la arquitectura moderna en Brasil y que convirtió a Warchavchik en el pionero de esta nueva manera de pensar, de proyectar y de construir en Brasil.

En 1927 se casó con la paisajista brasileña Mina Klabin, se naturalizó brasileño y logró proyectar su primera casa en la Rúa Santa Cruz, en el barrio de Vila Mariana, mostrando la nueva arquitectura en la que él creía firmemente. Para obtener el permiso de obras tuvo que presentar un proyecto tal y como obligaba la normativa municipal y una vez finalizadas las obras alegó carencia de recursos para completarlas, dejando los volúmenes prismáticos blancos desnudos de toda ornamentación. Y es que en todas partes se hacen setas, cuando llueve, si recordamos el episodio de Sert con el Ayuntamiento en su primer edificio de la calle Muntaner.

En los años siguientes Warchavchik proyectó otras dos casas en la Rua Bahia y en la Rua Itápolis, en el barrio de la vanguardia arquitectónica paulistana, en Higienópolis.

Higienópolis es el barrio tradicionalmente innovador de São Paulo. Desde su creación en 1884 ya proponía residencias alternativas fuera del centro antiguo de la ciudad, en terrenos de grandes dimensiones, rodeados de calles anchas y con villas construidas de forma diferente al estilo colonial portugués de la época .

Visitar el oasis de Higienópolis es un placer bastante recomendable para huir del desierto de caos, eclecticismo y mediocridad urbana de São Paulo. Paseando por sus amplias aceras protegidas por grandes árboles tropicales, se observan los antiguos palacetes que conviven con edificios majestuosos que desprenden buena arquitectura. Eso sí, todos con su nombre en la fachada. Edificios como el Louveira de Vilanova Artigas con la plaza interna que le conecta con el entorno urbano, el Prudencia de Rino Levi, como una gran lámina rígida que flota sobre la membrana permeable de pilotes o el Lausana de Franz Hepp con la fachada compacta y a la vez ligera de persianas de librito con diferentes tonalidades, son ejemplos de la vanguardia constructiva paulistana de la primera mitad del siglo XX y del legado arquitectónico de Gregorio Warchavchik.

 

Tal era el interés de Warchavchik por presentar esta nueva modernidad a la sociedad paulistana que en la casa de la Rua Itápolis montó una exposición temporal con acabados interiores y mobiliario mostrando la nueva estética racional sin estilismos.

Paralelamente exploró el camino de la arquitectura popular proyectando un conjunto de casas en hilera en el barrio trabajador de Mooca.

En reconocimiento a su coraje innovador y a su labor divulgadora del modernismo europeo, Le Corbusier le nombró representante de Sudamérica en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna CIAM III celebrado en Bélgica en 1930.

Y entonces Lucio Costa le llamó. El joven maestro, defensor hasta entonces de la tradición neocolonial brasileña, vio en las ideas de su colega paulistano el camino a seguir en la renovación de la arquitectura brasileña y, en cuanto lo nombraron director de la Escuela Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro, invitó a Warchavchik para aleccionar a los futuros arquitectos sobre las nuevas teorías de la arquitectura europea, entre los que se encontraba, por ejemplo, Affonso Reidy.

Lucio Costa y Gregori Warchavchic iniciaron una relación profesional fruto de la que se construyeron varios edificios modernistas en Río de Janeiro y en los que, afortunadamente para el futuro de la arquitectura, colaboró ​​el joven estudiante Oscar Niemeyer.

Los conceptos de racionalidad, de pureza o de funcionalidad de la arquitectura moderna europea divulgados por Warchavchik fueron asimilados por el grupo de arquitectos brasileños de su entorno y transformados en el "Modernismo Brasileiro".

El clima, la vegetación y el entorno tropical junto con el uso inevitable de algunos elementos exteriores del neocolonialismo brasileño hicieron el resto en lo que finalmente se conocería como Arquitectura Moderna Brasileña.

El " Modernismo Brasileiro" logró el punto de madurez necesario donde los proyectos daban forma a los programas, de modo diferente de la relación causa efecto del funcionalismo moderno, estableciendo sus propias leyes como síntesis de programa, sitio y construcción. El MoMA de Nueva York dedicó una exposición en 1943.

Las comparaciones siempre son peligrosas y las simplistas aún lo son más, pero en concepto, lo que hizo Oscar Niemeyer con el racionalismo europeo o lo que hizo Burle Max con el paisajismo clásico francés no es muy distinto al que hizo Aleijadinho con arte rococó, o salvando las diferencias, Gilberto Gil con el blues o incluso Mané Garrincha con el fútbol inglés. Transformar mediante esa sacudida que sólo los brasileños saben hacer y que no llega a cambiar las reglas del juego, pero que acaba creando un estilo propio distinto al original.

En los momentos convulsos que vivimos actualmente con la invasión de Ucrania, me ha parecido oportuno este modesto homenaje a la figura clave y no muy conocida de Gregorio Warchavchik, el arquitecto de origen ucraniano que introdujo la Arquitectura Moderna en Brasil.

Julián Muñoz Courtier, arquitecto corresponsal del COAC en São Paulo, Brasil. Julio de 2022

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