En 1914 la ciudad de Rotterdam empezó su expansión, derribando sus murallas, hasta llegar a nuestros días, dónde tiene el puerto más grande de Europa y el segundo más grande del mundo. El porvenir de la ciudad era muy bueno en aquellas fechas, hasta que el proceso natural y lineal de desarrollo de la ciudad se interrumpió el 14 de mayo de 1940 y cambió su historia.

Rotterdam fue bombardeada durante la guerra por los alemanes, un episodio nazi de sólo quince minutos, pero los efectos destructivos que originó fueron enormes y devastadores, haciendo de la ciudad prácticamente una tabula rasa. Posteriormente, después de la guerra, al fin de los años 60, comenzó la reconstrucción y sobretodo una apuesta clara por la innovación y la modernización en todos sus ámbitos, y por supuesto, en el urbano y el arquitectónico.

Esta apuesta por el desarrollo fue y es el símbolo que llevó a la reconstrucción, pero también llevó a perder una parte de la memoria del pasado. En estas circunstancias las características de las construcciones arquitectónicas funcionalistas encontraron un terreno fértil donde expandirse. Esta sensibilidad de hacer dialogar el contexto existente con la modernidad fue la base de la escuela en las nuevas generaciones, poniendo las bases para una alternativa al post modernismo y al funcionalismo.

Una de las zonas de la ciudad de interés a visitar es la isla de Wijnhaven (Puerto del Vino), situada en una posición estratégica entre el centro de Rotterdam y el río Maas. Ésta fue transformada en un barrio residencial atractivo donde edificios de nueva construcción se integran con las construcciones de los años cincuenta. El proyecto, para equilibrar las exigencias del mercado inmobiliario sin alterar las características de la isla promovió adoptar un modelo de regeneración dinámica, una estrategia abierta, similar a las leyes del zooning de los EEUU, donde el posicionamiento, la forma y la dimensión de los edificios no son definidos a priori.

Durante el proyecto del masterplan, el desarrollo del programa funcional se proyectó con una serie de usos mixtos, un uso híbrido y entonces se le denominó “Transformación Dinámica”. Impulsado por el propio Municipio de Rotterdam, ha mejorado en gran medida el modelo de vida en la zona centro de la ciudad.

Las únicas reglas previstas son referidas a la conservación de los volúmenes pre-existentes y las proporciones de los nuevos high rise respecto al área proyectual en modo de preservar las visuales panorámicas y la incidencia de la luz natural.

The Red Apple, es una de las torres más conocidas, es un elegante y esbelto rascacielos de 123 metros de altura que destaca por encima del conjunto por su característica fachada de líneas rojas verticales. Esta torre de apartamentos recuerda a la arquitectura americana de la ciudad de Chicago, aunque en realidad forma parte de un complejo que está junto a diferentes tipologías residenciales, actividades comerciales y oficinas, y ocupa la extremidad Este de la isla y por las otras tres partes restantes se rodea de agua.

El edificio está construido por tres bloques independientes: el edificio de 5 pisos pre-existente, una torre de 120 metros y un volumen pentagonal de 53 metros en voladizo superando la estructura principal. Los pisos inferiores con oficinas, actividades comerciales y los servicios están organizados entorno a una galería central en correspondencia de la Scheempsmaerkersstraat, una de las conexiones que en origen atraviesan la isla y que el proyecto ha intencionadamente enfatizado el centro con funciones de carácter público. Las fachadas son completamente recubiertas de láminas de aluminio rojo anodizado con elementos en madera y vidrio. Los alzados de la torre siguen las líneas verticales y se diferencian según la orientación así que las aberturas en fachada garanticen a cada apartamento una óptima visual del entorno.

Esta vanguardista obra híbrida de color rojo luce brillante en esta zona centro de la ciudad y además se integra con el tejido urbano, siendo un buen ejemplo de innovación y modernización entre el entorno, los edificios existentes y la nueva construcción.

Angel Cerezo, arquitecto. Corresponsal del COAC en Rotterdam, Holanda.

Enero 2017