Entre dos mundos. La primera piedra en Accra
© Col·legi d'Arquitectes de Catalunya (COAC)
“buildings and bridges
are made to bend in the wind
to withstand the world
that’s what it takes
all that steel and stone
are no match for the air, my friend
what doesn’t bend breaks
what doesn’t bend breaks” (Ani DiFranco)
Hoy hablaremos de la vida en el extranjero. No será una crítica de arquitectura o una reseña de exposición. Os explicaré como empezamos con la primera piedra de los edificios que estamos construyendo en Accra, Ghana.
Hace días que el constructor me hablaba de hacer un acto de inauguración de la construcción, y yo le decía que adelante, pero que la “propiedad” no estaba dispuesta a asumir los gastos.
La cosa fue de la siguiente manera: El constructor quería hacerse un poco de propaganda y, a la vez, cumplir con los trabajadores que estaban un poco mosca porque no habíamos empezado la obra como era necesario, que era a la manera ghanesayi no a la anglosajona.
No encontramos un ¨xaman¨ apropiado a un precio asequible y nos decidimos por el ritual tradicional protestante Baptista o similar. Nos asignaron dos capellanes de dos congregaciones diferentes. Llegados a la localización, hicimos un hueco con una pala y se cantaron unos salmos. Seguidamente, un buldócer comenzó a desbrozar el solar, para dejarlo preparado para la ceremonia que tendría lugar más adelante.
Pasadas dos semanas, los trabajadores volvieron a la carga diciendo que hacía falta una verdadera benedicción de la obra “a la ghanesa”, con un xaman o más. No había escapatoria. Finalmente, decidimos buscar el mejor equipo para llevar a cabo el ritual, y evitar así que hubiese una desgracia a causa de nuestra negativa.
El primer obstáculo fue el precio. El "cura” quería $5,000 y que asumiéramos el coste del material. El material eran dos cabras y dos gallinas. Como que era la época de “la Fiesta del Sacrificio”, las cabras se vendían a un precio bastante más elevado de lo habitual, y tuvimos que negociar que lo haríamos en 15 días, utilizando una cabra que no se hubiese vendido, y el “cura” aceptó cobrar $3,000 por todo el equipo.
Así decidimos escoger un viernes (tal como lo haríamos en Barcelona) pensando que, en la finalización de la ceremonia, los trabajadores ya podrían dar la jornada por terminada. En la ejecución del ritual inaugural, entran en juego el aguardiente, dos gallinas, dos cabras, unos cuchillos, un xaman y sus acólitos. El aguardiente no me extrañó. En otras ceremonias donde había asistido, como el “Naming Ceremony” de un bebé, ya lo habían utilizado, los asistentes y el propio homenajeado.
Oriol Mateu, arquitecto. Corresponsal del COAC en Accra, Ghana
