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Desviarse de la ruta prevista en la costa este de los EUA
© La Bet
Levantarse un sábado de hinvierno por la mañana, decidir que coges el coche hacia Portland (Maine) a pasar la jornada recorriendo la bonita costa de New England, y... “oh wait!”
Sí, sí. mientras haces el café y coges cuatro cosas, haciendo un ‘google’ descubres que por el camino, si te desvías un poco, te encontrarás con uno de los míticos edificios de Louis Khan. Aquello que hacemos por deformación profesional los arquitectos, nada nuevo por los que están acostumbrados a acompañarnos...
He aquí que nos dirigimos a Exeter (NH) . La impresión sólo llegar es que la pequeña ciudad vive alrededor de este complejo universitario que ocupa la parte más central de la actual trama urbana, siendo seguramente el primer desarrollo urbano que surgió a finales de siglo XIX. Hoy en día esta posición ya es central.
Estadio de futbol americano y campos de tennis a lo grande, entre otros, bien unidos con un montón de edificios estudiantiles de principios del s XX. Todo bien representativo de la arquitectura georgiana de New England. Pero, entre todo el complejo estudiantil aparece este cubo de ladrillo rojo, con las aristas desmochadas y la voluntad de cerrarse a su entorno más immediato. Protegido pero permeable.
Si, la Exeter Library (class of 1945 library) de Louis Khan (1972).
El acceso a través de una escalinata de piedra te conduce a la planta principal, donde se desenvolupa un immenso atrio culminado por una gran claraboya, y que organiza a su alrededor todas las plantas de la biblioteca.
Maestro en la jerarquización de los espacios, Khan organiza los núcleos de comunicación verticales en dos de las aristas del volúmen. Les plantas se alternan entre planta completa y altillos, disponiendo los epacios de estudio en los dobles alzados creados en la fachada. La caldad espacial generada, con el diseño específico de cada escritorio de estudiante que en sí mismo forma parte del módulo de las carpinterías de fachada combinado con la gran cantidad de luz natural que penetra en estos espcios, confieren una levedad y recogimiento en el estudio que nunca había experimentado hasta entonces.
Alomejor si que en Exeter lo mejor que se podía hacer era estudiar.
En cada una de las plantas que dan al atrio central, tableros de consulta te decantan a admirar la estructura circular que te emarca. Todo eest corazón de hormigón, donde lo que no es estructura está muy detalladamente acabado en madera, se ilumina a través de la gran claraboya que culmina el atrio. La sensación de elevación y silencio tienen algo de monástico...
Ir acompañado de alguien a quien le apasiona la fotografía convirtió este giro de la trama del sábado en algo que inesperadament ambos recordaremos por la magia de este edificio y por el buen material fotográfico que salió. Senzillamente inspirador.
Unos quilómetros més allá había una vivienda de Wright (Zimmerman House) pero por surte de mi compañía, no era abierta y conseguimos pasar almenos la mitad de la jornada donde la habíamos planificado de inicio, en Portland...A modo de anécdota decir que en Portland se come muy bién, pero si nunca váis no la recordaréis por su buena arquitectura y sensibilidades urbaníticass. Siempre es un buen consejo apartarse de la ruta prevista, pueds encontrarte con alicientes inesperados!
Sí, sí. mientras haces el café y coges cuatro cosas, haciendo un ‘google’ descubres que por el camino, si te desvías un poco, te encontrarás con uno de los míticos edificios de Louis Khan. Aquello que hacemos por deformación profesional los arquitectos, nada nuevo por los que están acostumbrados a acompañarnos...
He aquí que nos dirigimos a Exeter (NH) . La impresión sólo llegar es que la pequeña ciudad vive alrededor de este complejo universitario que ocupa la parte más central de la actual trama urbana, siendo seguramente el primer desarrollo urbano que surgió a finales de siglo XIX. Hoy en día esta posición ya es central.
Estadio de futbol americano y campos de tennis a lo grande, entre otros, bien unidos con un montón de edificios estudiantiles de principios del s XX. Todo bien representativo de la arquitectura georgiana de New England. Pero, entre todo el complejo estudiantil aparece este cubo de ladrillo rojo, con las aristas desmochadas y la voluntad de cerrarse a su entorno más immediato. Protegido pero permeable.
Si, la Exeter Library (class of 1945 library) de Louis Khan (1972).
El acceso a través de una escalinata de piedra te conduce a la planta principal, donde se desenvolupa un immenso atrio culminado por una gran claraboya, y que organiza a su alrededor todas las plantas de la biblioteca.
Maestro en la jerarquización de los espacios, Khan organiza los núcleos de comunicación verticales en dos de las aristas del volúmen. Les plantas se alternan entre planta completa y altillos, disponiendo los epacios de estudio en los dobles alzados creados en la fachada. La caldad espacial generada, con el diseño específico de cada escritorio de estudiante que en sí mismo forma parte del módulo de las carpinterías de fachada combinado con la gran cantidad de luz natural que penetra en estos espcios, confieren una levedad y recogimiento en el estudio que nunca había experimentado hasta entonces.
Alomejor si que en Exeter lo mejor que se podía hacer era estudiar.
En cada una de las plantas que dan al atrio central, tableros de consulta te decantan a admirar la estructura circular que te emarca. Todo eest corazón de hormigón, donde lo que no es estructura está muy detalladamente acabado en madera, se ilumina a través de la gran claraboya que culmina el atrio. La sensación de elevación y silencio tienen algo de monástico...
Ir acompañado de alguien a quien le apasiona la fotografía convirtió este giro de la trama del sábado en algo que inesperadament ambos recordaremos por la magia de este edificio y por el buen material fotográfico que salió. Senzillamente inspirador.
Unos quilómetros més allá había una vivienda de Wright (Zimmerman House) pero por surte de mi compañía, no era abierta y conseguimos pasar almenos la mitad de la jornada donde la habíamos planificado de inicio, en Portland...A modo de anécdota decir que en Portland se come muy bién, pero si nunca váis no la recordaréis por su buena arquitectura y sensibilidades urbaníticass. Siempre es un buen consejo apartarse de la ruta prevista, pueds encontrarte con alicientes inesperados!
Esteve Solà, arquitecto. Corresponsal del COAC en San Francisco, EUA