Ha muerto Jordi Bonet Armengol (1925-2022), uno de los arquitectos más atípicos de su generación. Contemporáneo de Oriol Bohigas, Jordi Bonet se distinguió por tener una carrera amplia y dilatada que contempló edificios de muchas tipologías diferentes y que quedará marcada, no obstante, por una sola obra. Y es que él será por siempre el arquitecto que dio el impulso definitivo para acabar la Sagrada Familia de Antoni Gaudí.

Nacido en Barcelona el 1925, Bonet se licenció como arquitecto el 1949 y se doctoró el 1965, después de ejercer el cargo de director general de Patrimonio Artístico de la Generalitat (1981-1984). Hijo de Lluís Bonet Garí, el arquitecto que continuó las obras del templo después del desastre de la Guerra Civil, conjuntamente con Isidre Puig Boada, Domènec Sugrañes y Francesc Quintana. Bonet Armengol heredó el encargo, construyendo más que todos sus predecesores juntos después de culminar la tarea heroica de reconstruir el proyecto original. Fue en el año 1985 cuando entró a formar parte del equipo que dirigía las obras de la basílica de la Sagrada Familia, tarea que llevó a cabo hasta el 2012.

Organizador infatigable, no se contentó con rehacerlo a nivel teórico: puso las bases de la viabilidad de este proyecto, recabó fondos, constribuyó al carácter de símbolo global y, finalmente, acabó la nave principal del proyecto: Jordi Bonet Armengol no ha podido ver el edificio acabado por fuera, pero sí por dentro. 

Bonet Armengol fue un arquitecto muy completo: poseedor de una carrera que le llevó a construir viviendas, naves industriales y edificios singulares tan remarcables como el Auditorio Pau Casals del Vendrell, ubicado en el barrio de Sant Salvador, o en el campo de la arquitectura religiosa, la Parroquia de Sant Medir de Barcelona, ubicada en una manzana que completó con unos interesantes edificios de viviendas, un interesante auditorio y un campanario que ya es el símbolo del barrio.

Sin embargo, Bonet Armengol ha sido, sobre todo, un gran estudioso de Gaudí. Fue capaz de entender y organizar el genio modernista, de dar valor de serie a su obra en su propia carrera y de enfrentarse con éxito con su obra principal. Sus herederos acabarán la Basílica en breve, y el éxito también será suyo. 

Descanse en paz.